El alquiler, los gastos y las vacaciones son otro claro ejemplo de que el mundo no está hecho para estar sin un +1. Incluso hay gimnasios que ofrecen tasas más asequibles si te apuntas con tu pareja. Pero, ¿qué pasa cuando no la tienes? Parece que la sociedad está pensada para penalizarte con una especie de impuesto de la soltería. Afortunadamente, también hay plataformas que nos ayudan a pensar que tener un gran grupo de amigos o familiares también nos puede ayudar a ahorrar unos euritos, como Netflix, cuyas tarifas se reducen si son cuatro los que disfrutan de sus servicios. Poliamorosos, grupos de amigos o familias bien avenidas pueden disfrutar de sus ventajas.
Por si fuera poco, buscar el amor tampoco sale barato. Según Match.com, nos gastamos más de 1.200 euros al año en citas, por no hablar de si caemos en las redes de los servicios premium que muchas dating apps ofrecen para encontrar el amor con mayor facilidad a cambio de pagar una tasa mensual. Hace unos días, en un viaje de prensa, una periodista preguntó a las presentes si había entre nosotras alguna soltera. Cuando una de ellas levantó con orgullo la mano, se apresuró en señalar que “le estaba costando caro”. Literalmente. Explicó que tenía que compartir piso a sus 32 años para poder asumir los gastos y que estas vacaciones tuvo que rogar a una amiga que le acompañara de viaje, pues todas viajaban con sus parejas.
Si estamos en el momento de la historia, como señalan diversos estudios, en el que hay más solteras que nunca. ¿Por qué la sociedad se empeña en castigarnos?
En China, las llamadas 'mujeres sobrantes' son aquellas que han cumplido los 27 años y permanecen solteras. Estas mujeres sufren una inmensa presión social y familiar que en muchas ocasiones las empuja a contraer matrimonio sin querer hacerlo para dejar de ser señaladas. "Se trata de mujeres con fuerza y confianza que están siendo presionadas por una campaña del Estado chino para que se casen. Las mujeres chinas de hoy están más educadas que nunca y se resisten cada vez más al matrimonio", explica Leta Hong Fincher, autora de 'La mujer sobrante: el resurgimiento de la desigualdad de género en China', a la BBC.
Aunque nos parece lejano, en España todavía hay muchas personas que creen que las mujeres que superan cierta edad y no están casadas son mujeres sobrantes, aunque por supuesto, nadie te llamará así. Sin embargo, si te soltarán un "se te va a pasar el arroz" o te mirarán con cierta lástima. La realidad es que muchas mujeres buscan la soltería y no se la plantean necesariamente como una fase y por supuesto, no lo ven como una lacra. De hecho, cada vez son más las mujeres que se aventuran a ser madres solteras -si antes hablábamos de las dificultades de pagar un piso solas, imaginemos cuando hay alguien más a quien cuidar en casa-, por lo que las mujeres solteras están rebelándose contra las imposiciones sociales.
]]>En Wallapop nos hemos acostumbrado tanto a no saber nada del otro -no solemos preguntar de nada que no esté relacionado con el producto en venta- que hemos borrado cualquier rastro de empatía en nuestro ser. No sabemos a qué se dedica la otra persona y ni siquiera nos interesa saberlo, pues lo único que queremos saber es que tiene una buena puntuación en la app. Nos da completamente igual si es alto, bajo, delgado o corpulento: solo queremos su dinero o lo que vende.
Por ello, es habitual quedar con alguien para efectuar una compra y que no aparezca. El ghosting en Wallapop es mucho más común que en Tinder. Desconozco si la gente no avisa de que pasa completamente del intercambio por vagancia o porque le ha aparecido un mejor postor en el horizonte, pero lo que sí sé es que este tipo de comportamientos se están generalizando y que manejar nuestra existencia con una pantalla de móvil mediante nos está insensibilizando. La gente no aparece a la hora que acordasteis ni responde a tus mensajes y posiblemente ni tan siquiera se plantee estar haciendo algo mal. “Ya le comprará su XXX otro”, pensarán. Y tienen razón, para qué engañarnos, pero duele tanto como cuando tienes ilusión por seguir quedando con alguien y este alguien, de repente, desaparece de la faz de la tierra. “Ya aparecerá otro”, pensará también, pero ese limbo de espera eterna en el que te sumerges al carecer de respuesta no tiene perdón alguno.
Lo realmente terrible del ghosting en Wallapop, Tinder o WhatsApp es que no permite una clausura complaciente y digna al dejar al ninguneado sin causa ni respuesta. Nunca sabré la razón por la que ese surfero nunca apareció aquel viernes para tomar algo ni la causa por la que una desconocida no vino a casa el jueves pasado a comprar el bolso de Davidelfin que tengo a la venta en Wallapop, pero en ambos casos, la situación fue dolorosamente parecida. Me pasé unos interminables minutos mirando al móvil con desesperanza, escribiendo mensajes sin recibir respuesta y pensando si continuar con mi día o seguir esperando una excusa que jamás llegaría.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
Cuando descubrí que el 'masturdation' es una tendencia en el mundo de las citas que nada tiene que ver con la masturbación, decidí probarlo, especialmente porque siempre digo que lo peor que me puede pasar es estar sola conmigo misma. Por eso aborrezco la meditación y me aterra pasar mucho tiempo sola.
Decidí salir a cenar sin compañía un viernes. Cena+viernes en soledad es la fórmula perfecta para que las mesas cercanas te miren con lástima y desconfianza. ¿Qué le pasa a esa mujer para estar cenando un viernes noche sola? ¿Por qué no lo hace en casa? Porque no soy Bridget Jones, para comenzar. No tengo que estar en pijama agarrada a mi edredón poniéndome ciega a helados para disfrutar de una película o para cenar sin un +1.
Decidí ir a mi restaurante preferido y descubrí el placer de pedir mi plato favorito sin tener que explicar a nadie la razón por la que no quiero que vaya acompañado de salsas ni la causa por la que soy una pesada neurótica cuando enfatizo que NO quiero que el pescado sea cocinado de cierta forma. Me esforcé por no cenar mirando el móvil, porque es el mecanismo clásico al que muchos recurrimos para esquivar las miradas de desconfianza y hacer más llevadero el cenar solo. Me sorprendió que sentí lo que los adeptos al mindfulness defienden: que al comer prestando atención al plato en cuestión, los sabores y la experiencia se disfrutan el doble. Al escribir esta frase me he vuelto a odiar a mí misma, pero qué le voy a hacer: es cierto.
He ido sola al cine en un par de ocasiones y he disfrutado tanto o más la película que estando en compañía. He ido al teatro sin nadie y me lo he pasado de maravilla. He intentado salir a tomar algo sola y... Bueno, os tengo que decir que una mujer sola en una barra es un imán para ligones. No lo digo como algo malo ni como algo bueno, simplemente quiero señalar que no es sencillo disfrutar de una copa por la noche sin que alguien se te acerque para preguntarte qué haces tan sola.
¿Sabéis que? No estaba sola. Estaba ocupada con mis pensamientos, con mis neuras, con mis observaciones y mis excentricidades, y tengo que decir que gracias a estas citas en soledad he aprendido a desenvolverme mejor en las citas con otra persona. Paradojas del mundo amoroso: para funcionar mejor en pareja, has de funcionar mejor solo.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
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Hace un mes, escribí acerca de un juguete sexual I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E tras aconsejármelo una de mis mejores amigas, que poco después me confesó que piensa llevárselo a cualquier sitio durante las vacaciones o en viajes de trabajo. En ese momento, me asaltó una duda. ¿Con qué problemas te puedes topar si viajas con juguetes sexuales?
Para resolver mis inquietudes, hablé con el equipo de Amantis, que solucionó en un momento todas mis dudas.
Cuidado con el destino
El país más restrictivo es Vietnam, que confisca todos los artilugios sexuales que detecten en la aduana, aunque los devuelven una vez se abandone el país. En el caso de llevar material LGTBI+, el asunto se complica en muchos países, en los que llevar un libro homosexual o un dildo anal puede ser un gran problema.
Atención al equipaje de mano
Como era de esperar, las esposas y los objetos punzantes están prohibidos, así como las 'herramientas' de más de 17,5 cm de largo. Si llevas contigo un vibrador o cualquier otro juguete con batería, quítale las pilas antes de comenzar el viaje para evitar shows innecesarios. Desde Amantis nos comentan que si prefieres facturarlo y el vibrador es con batería integrada, podría hacer saltar la alarma, pues las baterías de litio están prohibidas en bodega.
¡Esos líquidos!
Si no consigues convencer a los de seguridad de que no planeas cometer un crimen con tu protector solar de 125 ml, imagina lo que te va a costar que te dejen pasar un lubricante de 100 ml, así que haz el favor de optar por productos monodosis.
Antimanual de Autodestrucción Amorosa (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se convierte a partir de hoy en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas.
]]>The League
The League no usará tu Facebook, sino tu Linkedin, para bloquear a tus contactos laborales y encontrar gente con un nivel de estudios similar al tuyo. Sus usuarios aseguran que no es un sitio para rollos de una noche. De hecho, desde la app se encargan de descartar a todo el que parezca tener intenciones que no impliquen relaciones a largo plazo. Esta app valora ante todo los estudios de sus miembros y te envía una carta si has sido aceptado. También organiza quedadas en lugares tan exclusivos como The Hamptons para que conozcas a tu media naranja… cubierta de oro, claro.
Luxy
Su lema lo dice todo: “Es Tinder sin los pobres”. Sus usuarios son doctores, inversores, abogados y presidentes de importantes empresas que no tienen problema alguno en mostrar sus ingresos a esta exclusiva app en la que uno de cada dos miembros gana más de 500.000 euros anuales. De hecho, el 41% de ellos tiene una fortuna que supera el millón de euros.
The Inner Circle
Si te has cansado de acumular matches sin sentido alguno, The Inner Circle es tu app. Has de solicitar tu candidatura y un grupo de profesionales se encargará de permitirte -o no, claro- formar parte de su comunidad, teniendo en cuenta tu trabajo, educación y hobbies. Se caracteriza por organizar eventos con gente de estilos de vida similares a los tuyos y cuenta con perfiles variopintos entre los que no solo encontrarás empresarios. La app excluye a los miembros que solo buscan rollos de una noche y se esfuerza por crear exclusivos eventos en lugares singulares en los que conocer a tu 'match' perfecto.
Sparkology
Esta app nace a raíz de testimonios negativos recogidos por muchas mujeres tras utilizar otras aplicaciones. Solo se puede acceder a la app a través de una invitación y los hombres han de proceder de universidades de calidad para ser aceptados. El dinero importa, pero en esta aplicación, la educación es lo primero. Lo del amor, ya depende de ti, claro.
Antimanual de Autodestrucción Amorosa (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se convierte a partir de hoy en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas.
]]>El fin de semana pasado, recurrí a su perfil a la espera de que sus vacaciones me dieran un poco de envidia, pero también un anclaje con la realidad, cuando me encontré con que Instagram había eliminado las imágenes de sus hijos, que se abrazaban en bañador. “Puede que las imágenes que muestran desnudos de niños se eliminen debido a que incumplen nuestras normas comunitarias”, avisaba Instagram. Dicho y hecho: finalmente, eliminó las imágenes.
Según un estudio de Share With Care, se calcula que los padres publican una media de 1.500 fotos de sus hijos en redes sociales antes que cumplan los cinco años y que un tercio de las madres de menos de 34 años tienen cuentas en Facebook a nombre de sus hijos antes de su primer cumpleaños, según datos recogidos por NBC. Por eso nace, StepsLife un servicio que permite preservar y revivir los recuerdos de los primeros años de vida de los niños de forma privada y controlada.
Tras este servicio se encuentra Anna Cejudo, una madre de dos niños que, después de dejar su trabajo en una gran consultora, compagina su rol de emprendedora con la maternidad, que es el verdadero motor que impulsó el lanzamiento de StepsLife, que ha recogido las tendencias de uso de su plataforma:
Principalmente, comparten fotos de sus hijos las mujeres de entre 24 y 44 años, de las cuales un 60% tienen bebés de 0-1 años.¿Quiénes son los que más comparten fotos de niños, tras las madres, que comparten el 82%? Padres, tías, abuelas y abuelos.Las horas clave son las 12 h del mediodía y las 19 h, un segundo pico que aumenta hasta las 23 h.La mayor parte de las fotos se comparte durante el primer y el segundo año de vida.
Lógicamente, el mayor problema es el de la privacidad de los datos y la seguridad de la información. Por ello, StepsLife se erige como el espacio en el que los padres, familia y amigos autorizados pueden compartir imágenes, vídeos y momentos del bebé en un entorno seguro y controlado, preservando siempre su privacidad. Ya cuenta con más de 50.000 bebés registrados.
Pregunto a Anna su opinión respecto a lo que le ha ocurrido a mi amiga con las imágenes de sus hijos en Instagram. "Cuando un usuario sube una fotografía a las redes sociales como Instagram o Facebook está permitiendo que estas, bajo sus políticas y criterios, decidan si pueden eliminarlas o no. Lo que están ofreciendo es una plataforma donde compartir contenido, perdiendo el usuario el control sobre este. En StepsLife los usuarios deciden qué quieren compartir y con quién, son los usuarios quienes gestionan la información, no la plataforma. Nuestros esfuerzos están en ofrecer un entorno privado donde los usuarios guarden la información que quieran y, cuando lo consideren, se la den al niño. Pero esta información nunca es pública más allá del círculo familiar que el usuario elije", explica.
Y tú, ¿dejarías de compartir imágenes de tus hijos en una red social al uso para recurrir a una más segura? ¿Compartes fotos de tus hijos? ¿Estás de acuerdo con que Instagram elimine imágenes de niños en bañador?
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
]]>JLo pregunta a la dulcinea si busca un hombre, en mayúsculas, dejando claro que está cansada de niños, y esta no es una interpretación, sino que llega un momento en el que comenta que hasta los 33 años, los hombres son inservibles. Cuando Brooke asegura que quiere un hombre capaz de cortar leña, la charla te hace fruncir el ceño, porque parece que las mujeres buscamos al hombre de las cavernas que nos traiga sustento mientras permanecemos encerradas cuidando de la familia. Jennifer regaña a Brooke cuando pregunta a un hombre si sabe cortar leña y le recomienda que le pregunte "¿tienes leña que cortar?". Se está creyendo muy ingeniosa, pero muchas sabemos que cualquier comentario que sea un juego de palabras o que pueda interpretarse de otra forma puede terminar en un comentario sexual fuera de tono. Pero claro, como Jennifer usaría Raya, el Tinder de los famosos, suponemos que jamás se ha encontrado con estas sorpresitas con las que el resto de las mortales sí nos topamos.
Jennifer analiza los perfiles con cuidado y valora especialmente a los hombres con looks deportivos. Demostrando que ella está ya fuera del mercado amoroso y por ello impermeabilizada ante las rarezas que se encuentran en las dating apps, se sorprende cuando un hombre asegura no querer a su lado a mujeres que guardan kétchup en su nevera.
Recomienda a la mujer que cambie la canción ‘Dinero’, de JLo, por ‘El anillo’, pues Brooke cuenta con el single de JLo como carta de presentación de su perfil. Definitivamente, Jennifer Lopez va a por todas y demuestra que ya no está para jueguecitos. De hecho, recomienda iniciar una conversación con la letra de su canción ‘If you had my love’, que dice “Si tuvieras mi amor y yo te entregara toda mi confianza, ¿podrías con ello?”. Definitivamente, JLo es una experta en promocionar su música, pero quizás ha protagonizado demasiadas comedias románticas cinematográficas y no sabe que en el mundo real, soltarle algo así a un hombre o a una mujer a los que no conoces de nada es sinónimo de bloqueo.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
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En la primera fase de una relación es habitual que los miembros de la misma no se separen del banquillo, es decir, no cierren sus oportunidades sexuales y sentimentales por si todo se va al traste. Tinder y las redes sociales son perfectas para mantener las opciones B, C y 'todas las anteriores' latentes, pero al mismo tiempo pueden dinamitar tu relación por no ser apps invisibles.
Al principio me convencí de que no pasaba nada porque el novio de nuestra amiga siguiera en Tinder, ya que no había forma de saber si seguía hablando con otras. Pero el nefasto historial amoroso de nuestra amiga me hizo pensar que había que contárselo para que supiera a qué se estaba enfrentando, y eso que mi máxima es no meterme jamás en las historias de pareja de mis amigos. Afortunadamente, esa misma tarde, un exnovio me envió un pantallazo de Tinder en el que yo le había aparecido. “No hemos hecho match”, me dijo. Un momento: ¿por qué demonios sigo en Tinder si me lo cerré hace año y medio? Al día siguiente, otro ex me mandó un pantallazo junto al texto “No sabía que volvías al mercado”. Por si fuera poco, otro amigo me comentó que estaba también en Bumble, la dating app feminista. No voy a excusarme: he tenido todas las aplicaciones para ligar del mundo -exceptuando Raya, porque es para ricos e influencers y no hace falta que aclare que no soy ninguna de esas cosas- por razones personales y por razones laborales. Hace un año, escribí tantos artículos sobre dating apps que tuve que abrirme aplicaciones que jamás pensé tendría en mi teléfono móvil. El problema es que deshacerte de ellas no es tan sencillo como eliminar la app. Resulta que en muchas de ellas has de seguir un sinfín de pasos e incluso responder a unos cuestionarios que me hacen pensar que es más fácil darte de baja de Orange que de Tinder.
Gracias a esa avalancha de ex indicándome que seguía en Tinder, comprobé que simplemente había eliminado la app, por lo que en realidad no me había dado de baja. Una cosa es que mi móvil no tuviera el icono de la llamita que tantos capítulos me ha dado, y otra que mi cara no siguiera apareciendo en la aplicación tras llevar casi dos años inactiva. ¿Y si es eso lo que le había ocurrido al nuevo novio de nuestra amiga? ¿Y si no era yo la única torpe del mundo? ¿O y si plantearme estas cuestiones quería decir, en realidad, que es más fácil colármela que hacer match?
Cuando lo comenté en el grupo, un par de amigas que han huido de Tinder -o eso creían- me dijeron que gracias a esa revelación, se habían dado cuenta de que les había pasado lo mismo. Resulta que o esta es la mejor excusa de la historia, o Tinder se ha convertido en un cementerio de almas fracasadas en la app. ¿La conclusión? Si yo seguía en Tinder sin saberlo tras más de un año sin utilizarlo, quizás a él le haya ocurrido lo mismo. No descarto tener una charla con él para ver por dónde van las cosas, pero por el momento guardo la captura de pantalla de su perfil mientras me doy de baja de cada una de las aplicaciones que me abrí durante los últimos años. Mi vida es ahora tan aburrida y tranquila que la única app que necesito es la del tiempo, para que me diga qué temperatura hay fuera de estas cuatro paredes que mi condición de freelance han convertido en mi cárcel. Si me abriera Tinder, en mi perfil lo único que pondría sería: "Ayúdame".
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
]]>Resulta que la comida y Tinder están más unidos de lo que parecía, e incluso existe una tendencia llamada ‘foodie calls’, que consiste en quedar con alguien para conseguir una cena gratis. Como lo oyes. El medio 'New York Post' publica un artículo en el que se habla de esta corriente y en el que entrevista a una camarera de 24 años que justifica el quedar con hombres simplemente para cenar gratis diciendo que Nueva York es muy caro. Madrid también, querida, pero utilizar Tinder como si fuera El Tenedor me parece un poquito ‘too much’, aunque quizás soy una antigua. Según una encuesta realizada por la web de encuestas para millennials -lo sé, esta frase también tiene lo suyo- Winq para 'New York Post', el 44% de las usuarias de Tinder han quedado con un hombre con el único fin de disfrutar de una cena gratuita.
Como postre, añadir que existe una app que es conocida como el Tinder de la comida. Se llama Entrée y es una aplicación que te ayuda a decidir qué y dónde comer dependiendo de tus gustos. Porque decidir si te apetece comer sushi o un burrito es pensar demasiado, ¿eh? Ay, los problemas del primer mundo…
Por cierto, voy a abrir Tinder un rato para probar lo del guacamole, aunque por mucho que funcione, no voy a quedar con nadie que no me apasione simplemente para que me invite a comer. Prefiero hacerme unos noodles en el microondas a aguantar a un ser al que no aguanto, ¿no? Ah, una última cosa: los 'noodles' son la comida menos popular para conseguir una cita. Ahí lo dejo.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
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El problema llegó cuando hace dos semanas un amigo me dijo que su mejor amiga era un rollo desde que tenía novio. El patrón se repetía, porque la amiga en cuestión era conocida por ser un torbellino y por divertir a todo el mundo con sus historias de sexo y desamor. El bache real llegó cuando el fin de semana pasado, me sorprendí pensando que un amigo mío era muy aburrido desde que tiene pareja. ¿Nos convierte el amor -correspondido- en gente aburrida o nos divierte demasiado la desdicha sentimental? ¿Preferimos la comedia de enredos a la romántica?
Es innegable que tener pareja hace que tu vida social se calme, porque las noches de caza se terminan y lo de quedarte hasta las seis de la mañana para ver si la noche remonta deja de tener sentido. Mi mayor miedo siempre ha sido convertirme en la típica persona que va con su ligue del brazo día y noche y transformarme en ese ser que aparece en las reuniones de amigos destinadas a contar penas, desvelar aventuras o criticar a las respectivas parejas -porque esto ocurre, no lo neguemos ahora- con su +1 amoroso, por lo que o bien los asistentes se ven limitados a la hora de poder contar sus hazañas o terminas siendo tú quien no cuente sus problemas porque tienes a un incómodo testigo -tu pareja- delante. Por supuesto, poco a poco te conviertes en un peligroso cartucho de dinamita compuesto por historias sin contar y traumas sin revelar que algún día dinamitará a todos por los aires y probablemente se lleve tu relación por delante.
Si para ser un amigo más divertido tienes que escaparte un fin de semana con tus amigos a Ibiza -dramas del primer mundo, lo sé- y realmente te apetece, hazlo, pero si vas a ir pensando que tu pareja está en casa o la vas a echar de menos, hazles saber que no hace falta estar viendo a Guetta para divertirte. Si insisten en la necesidad de un viaje de amigos, por cierto, puede ser una evidente señal de que creen que no pasas demasiado tiempo de calidad con ellos y que están deseando verte a solas. Yo, por ejemplo, quedo una vez por semana con dos de mis mejores amigos -todos tenemos pareja para cenar y la única norma es que no podemos aparecer acompañados. Sobre el papel -sobre la pantalla del ordenador, disculpad este deje de antigua, porque ya van dos- suena genial, pero he de reconocer que nos cuesta cuadrar las agendas mucho más ahora que cuando estábamos solteros.
En realidad, la clave para no ser un aburrimiento soporífero no es otra que seguir estando ahí para tus amigos y saber que cuando tienen un problema, lo mejor es que quedes con ellos sin tu +1 para poder volcar toda tu atención y especialmente para poder aportar soluciones o similitudes que provengan de tu relación sin que tu pareja se enfade. Si de algo me he dado cuenta es de que los que creen que eres un aburrimiento por tener pareja no suelen ser tus verdaderos amigos, porque tus amigos de verdad -esta frase me ha quedado un poco Britney Spears- se alegrarán por verte feliz y por no tener que contemplar el dantesco espectáculo de lloriqueos infinitos un viernes por la noche. Además, si eres de los que se olvidan de los amigos por tener novio, no eres aburrido, sino un amigo… algo peor. Y eso, queridos, ya son palabras mayores.
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]]>Aunque es muy humano querer presumir de pareja, lo cierto es que si el amor se esfuma, te ves obligado a borrar esas decenas de fotografías que subiste a lo largo de tu romance, convirtiéndose tu Instagram entonces en el equivalente del que arranca de su diario las páginas dedicadas a un amor fallido. Cada vez que veo que una pareja sube una foto edulcorada de forma constante, tiemblo. Cuando Johannes Huebl, el marido de Olivia Palermo, sube cada domingo una foto de amor con su mujer, siento la necesidad de gritar: ‘Ya sabemos que os amáis, ¡dejad de darnos envidia!’. Lo sé, esta es la actitud de un ser envidioso, pero jamás he negado serlo.
Una de las tendencias que más escalofríos me hace sentir es la de los selfies post-sex. Sí. Hay muchas parejas que se fotografían acaramelados en la cama, con el pelo revuelto y esa mirada de ‘acabo de tener sexo’ bien presente. De verdad que aplaudo las vidas sexuales activas, pero ¿tenemos que saber que acabáis de acostaros? ¿Os fotografiáis cada vez que os laváis los dientes u os tomáis un ibuprofeno? No, ¿verdad? Pues pensad que ese tipo de fotos son tan innecesarias como las que indican que acabáis de practicar sexo, porque resulta ciertamente incómodo.
Las fotos de besitos son mi perdición. Me imagino a una pareja enrollándose y gritando: "¡Un momento! ¡Saca el móvil, activa la cámara frontal y dame un beso!” y me entra ansiedad. Los besos son maravillosos, lo sabemos todos, pero cuando se convierten en un filtro Instagram, pierden la magia.
Por último, hablemos de las fotos en las que hablas de ‘él’ o ‘ella’ sin etiquetar a la persona en cuestión. “Estoy preparándole la cena”, escribes mientras fotografías el salmón al horno que acabas de cocinar. Lo cierto es que si nadie sabe quién es tu pareja ni a quién le estás cocinado, parece que estés pidiendo a gritos que la gente te pregunte quién es esa personita tan importante para la que cocinas un plato repleto de omega 3.
¿Que qué quiero decir con todo esto? Que el amor es maravilloso, pero la intimidad también lo es. Trolear a tu pareja en redes es genial, subir fotografías que muestran complicidad es una gozada, pero presumir de tu amor perfecto ante tus seguidores constantemente está haciendo que tus followers deseen en secreto que llegue el día de la ruptura para saltar con alegría.
Un amigo tiene una relación que no puede confesar en público y me cuenta cada semana que una de las cosas que más le molesta es no poder subir una foto de su pareja en sus redes sociales. ¿Acaso preferimos subir una foto 'cuqui' a tener una relación de película? Hace muchos años, cuando era pequeña, vi un programa en el que preguntaban a los concursantes si preferirían pasar una noche de pasión con Angelina Jolie o poder contarlo sin que hubiera pasado realmente y que ella dijera que era cierto si alguien le preguntaba. La mayoría respondió que prefería fardar ante sus amigos que disfrutar de una noche de sexo loca.
Ni fotos de manos entrelazadas, ni besos impostados ni melenas revueltas tras practicar sexo, por favor. Cupido, o al menos este Grinch, piden un poco de naturalidad amorosa. Gracias.
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]]>Muchos creemos que la pareja ideal es esa con la que se comparten gustos y aficiones, pero lo cierto es que las parejas más duraderas de mi círculo de amigos salen por separado y dejan para vivir en pareja momentos especiales, como si fueran una especie de oasis sentimental o de regalo a la pareja. ¿Y si este fuera el secreto para que cada momento sea único y la relación no termine anclada en la monotonía?
Lógicamente, si tu novio es futbolista o jugador de baloncesto -Khloé Kardashian, esta va por ti-, el peligro de la infidelidad estará siempre rondando al noviazgo, pero no salir siempre con tu pareja, quedar a solas con tus amigos e incluso tener aficiones diferentes que pueden traer consigo animadas discusiones y 'pullitas' pueden ser divertidas y dar a la relación un punto rompedor. En resumidas cuentas, que las relaciones Disney son un peñazo y que todos necesitamos algo de salseo.
¿Vacaciones en pareja? Sin duda, porque se suelen desarrollar en lugares desconocidos lejanos al hogar y dan pie a momentos de ocio y diversión completamente diferentes a los que acompañan la vida diaria, pero creo que pasar una semana con los amigos es esencial. Muchas veces, vivir con tu pareja hace que pierdas una parte de tu yo, porque compartir tantos momentos y espacios hace que las personalidades terminen, de algún modo, fusionándose, por lo que pasar unos días con tus amigos es importante para que tu personalidad -a no ser que seas Norman Bates, se entiende- y tus peculiaridades -Andrews Cunanan en potencia, olviden esto- afloren.
La vida en pareja también puede hacer que la pasión se esfume, por lo que echar de menos es realmente necesario para que vuelva a florecer. Hace un mes, una de mis mejores amigas me confesó que iba a dejar a su novio -tranquilos: sé que ninguno de los dos me lee jamás, por lo que este texto no va a suponer una bomba sentimental- a la vuelta de las vacaciones, que iba a pasar entre amigas. El fin de semana pasado me los encontré en un bar muy sonrientes y acaramelados, y cuando él se fue al baño, pregunté a mi amiga si finalmente lo iba a dejar. "De ninguna manera", me dijo, y por supuesto le pedí que me explicara semejante cambio de opinión. Su respuesta fue muy simple: lo había echado de menos durante la semana que pasaron separados y regresó a casa con ganas de estar, de nuevo, con él. Tan fácil como eso: unos días de paréntesis emocional y la cabeza se arregla. La verdad es que este caso es el de una relación en la que no hay excesivos problemas, porque si hablamos de una pareja con conflictos verdaderos y una falta de pasión asentada, el irte unos días hará, más que probablemente, que te convenzas de que tu relación está condenada al fracaso. De cualquier modo, bien sea para echar de menos o para tomar una decisión determinante, la distancia es clave, y si hay unas vacaciones de por medio, bienvenidas sean, ¿no?
Al igual que echamos de menos nuestra ciudad cuando estamos lejos de casa, del mismo modo que echamos de menos la tortilla de patatas de nuestra madre porque solo la cocina una vez al mes y de la misma forma que te entran más ganas de quedar con ese amigo que vive en Nueva York para ponerte al día que con el que vive en tu misma calle, parece que es necesario distanciarte algo de tu pareja para que la relación mantenga la pasión de los primeros meses. Y si no funciona, queridos lectores, basta con tomarse unos días para viajar con los amigos y poner punto y final al amor al regresar a casa. ¿He sonado fría? Prefiero pensar que estoy siendo racional y realista, pero tal vez sea que este buen tiempo que nunca llega me esté afectando. Yo, por si acaso, estoy planeando un viaje con mis amigos. Al menos sé que el viaje es de ida y vuelta, porque con las relaciones nunca se sabe.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
]]>El problema es que cuando llevas un tiempo en pareja, de repente la cara de catarro se convierte en tu máscara diaria, tu bata de boatiné en tu uniforme y descubres con cierta pena y ante todo, con mucho alivio, que te da absolutamente igual que tu novio te vea con el aspecto de Solange tras pelearse en el ascensor con su cuñado.
Me despierto cada día a las seis de la mañana para trabajar, y como soy autónoma y trabajo en casa, a las 6:05 am ya estoy trabajando. Esa es la segunda enemiga de las relaciones: trabajar en tu hogar, donde pierdes cualquier pudor a pasar 24 horas en pijama, sin peinar y con las legañas que te acompañaron al despertar presentes en tus ojos todo el día sin que ninguna de las tres cosas anteriores te perturbe en absoluto. Lo curioso es que te acostumbras tanto a no ver a nadie -excepto a tu pareja, a quien ves como un compi de coworking que tan solo aparece unas horas en tu oficina casera- que cuando pides un Glovo, de repente, tienes la decencia de mirarte por primera vez en el día al espejo para arreglarte un poco. Para ese encuentro de tres segundos te preparas -con te preparas quiero decir que te peinas y te molestas en comprobar que no tienes migas de pan en el pecho-, pero para ver a tu pareja, no, porque se desenvuelve en tu ámbito privado y estás en tu derecho de estar hecha un verdadero y absoluto cuadro. ¿Que te enamoraste de una rubia que siempre llevaba vestidos monísmos y los labios pintados de rojos? Pues es la misma que está debajo de este pijama XXL de Mickey Mouse y que tiene unas raíces más largas que nuestra relación amorosa.
Me da lástima no ser como Victoria Beckham -y aquí podría terminar la frase- y haber perdido la preocupación por estar perfecta para mi pareja, para el repartidor de Deliveroo y ante todo para mí misma, pero el amor también es eso, aceptar que tu pareja no es tan maravillosa como parecía serlo durante esas primeras citas. Creo -o espero- que el haber perdido cualquier necesidad de tener un aspecto respetable ante mi pareja no es una señal de que no esté enamorada, sino un indicativo en neones que viene a decir “si me quieres con mis vestidazos, también con mi pijama costroso de Primark”. Y quien no esté de acuerdo con mi cartel luminoso, que haga un swype y busque el match en otra parte. Por este tipo de cosas creo que me condeno a una soltería eterna, pero a partir de los 30 he perdido cualquier necesidad de esforzarme en resolver o preocuparme por cosas nimias cuando mi mente tiene que estar pendiente de cosas mucho más necesarias, como llevar al día las facturas o intentar comprender a Benedict Cumberbatch sin subtítulos.
Mucha gente engorda cuando encuentra el amor. Las cenas románticas en pareja con sus suculentos postres, las seis horas seguidas viendo Netflix los domingos en el salón y el abandono parcial del gimnasio son algunas de las causas por las que el amor condena a algunos a parecerse más al rechoncho de Cupido que a un Adonis. Yo nunca he sido de las que se descuidan por estar en pareja, porque como me duran menos los novios que los euros en la mano, nunca bajo la guardia. Pero lo de ponerme mona las 24 horas sí que no va conmigo, llámalo vagancia o llámalo “el mundo me da completamente igual a estas alturas”. Si quiero que mi pareja me vea con un moño deshecho -pero deshecho de verdad, no como los de Meghan Markle-, con ojeras fantasmagóricas, en pijama y con mis zapatillas de estar por casa de la taza de La Bella y la Bestia, es cosa mía. Yo me engaño repitiéndome esa falacia de que he ganado seguridad en mí misma cuando me doy un poco de asco al descubrirme de semejante guisa ante el espejo, cuando la realidad es que a estas alturas las cosas me importan cada vez menos y como el amor Disney no existe, tampoco sus perfectas princesas.
¿Ha acabado el mundo freelance con mi amor propio? ¿Me ha condenado a la soltería eterna? Si me quedo soltera, teniendo en cuenta que trabajo en casa, ¿cómo demonios voy a tener un rollo de oficina? En fin, os dejo ya, que he pedido un Glovo y tengo que arreglarme un poco. Dicen que el amor es ciego, y teniendo en cuenta la pinta que tengo en mi día a día, solo puedo decir que menos mal.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
]]>Si alguna vez has intentado formar parte de Raya, el Tinder de los famosos, es probable -a no ser que seas un influencer de primera liga o Scarlett Johansson- que no hayas conseguido entrar. He de confesar que yo lo intenté hacer algunos años y ni siquiera llegué a recibir un 'no' por respuesta. Me ignoraron tanto o más que el 75% de mis citas Tinder. Lo sé: soy una pringada de campeonato, pero qué le vamos a hacer.
Pese a todo, me consuela saber que si el universo del dating VIP nos da la espalda, no pasa nada: Badoo ha lanzado Badoo Lookalike’s en un intento de dar algo de salseo al cada vez más denostado mundo de las citas nacidas en las redes. “Todos tenemos un tipo, y es sencillo recurrir a las celebrities que nos gustan para indicar qué tipo de físico nos atrae”, explica Andrew Andreev, el CEO de Badoo. A través de la tecnología de reconocimiento facial, la aplicación busca entre tus amigos Facebook -que levante la mano el que no tenga a unos cuantos perfiles en su Facebook con los que no le gustaría pasar una noche-, entre miles de celebrities o te permite sencillamente subir la foto de tu cuelgue para poder encontrar así a su 'doppelgänger'. Badoo analiza los rasgos faciales que te gustan y te propone los perfiles que encajan con tus parámetros, rastreando entre sus más de 350 millones de usuarios.
Lo curioso -y estremecedor- es que la app no solo te permite encontrar al clon de tu celeb preferida, sino a desconocidos que encajen con tu perfil. ¿Que te has enamorado del novio de tu mejor amiga? La app busca a un hombre de físico parecido para ahorrarte dramas amistosos. ¿No logras desenamorarte de tu ex? En la aplicación puedes encontrar a su doble, aunque la verdad es que creo que esa sería la peor fórmula posible para superar una ruptura, porque es más que posible que este match basado en similitudes físicas desemboque en una profunda frustración. La razón es tan sencilla como el hecho de que tu match quizás se parezca a tu ex, pero, por supuesto, NO es TU EX. Dicho lo cual, quizás durante esas semanas en las que crees que jamás podrás olvidarle -nos ha pasado a todos y ya sabemos que de todo se sale-, Badoo pueda echarte una mano funcionando como una suerte de parche de nicotina sentimental.
Las mujeres más buscadas en Badoo son Kim Kardashian, Emma Stone, Beyoncé, Selena Gomez, Laetitia Casta, Kylie Jenner, Jessica Alba y Marion Cotillard. Los hombres más admirados son Barack Obama, Chris Evans, Chris Pratt, Justin Bieber, Tiger Woods y Jake Gyllenhaal. ¿Quieres estremecerte un poco? Donald Trump es bastante popular en esta aplicación.
Y tú, ¿buscarías al doble de tu ex o de tu celebrity fetiche en una aplicación de citas, o sigues prefiriendo la magia del cara a cara?
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
]]>Si a Kim Kardashian le piden matrimonio en un estadio de béisbol con un anillo de 15 quilates, incluso la mítica escena en la que –recordemos que hablamos del cine ‘mainstream’ y que no estoy diciendo que haya de ser el hombre el que lo haga, ni que únicamente existan parejas heterosexuales, lógicamente– un hombre le pide a su chica matrimonio escondiendo el anillo en un pastel o en una copa de champán –algo que siempre me hace pensar en un posible atragantamiento patrocinado por Tiffany's– nos sabe a poco.
Por ello, cuando alguien se declara, esperamos violines, fuegos artificiales, mariachis e incluso a Mariah Carey cantándonos al oído. Por supuesto, cuando la realidad no refleja los sueños, nos sentimos engañados. Afortunadamente, existen celebrities como Amy Schumer dispuestas a hacernos ver que te pueden pedir la mano de la forma más terrenal posible sin que el mundo se haga trizas, por mucho que los tuiteros se abalanzaran a las redes para indicar a la cómica que su matrimonio estaba condenado al fracaso por culpa de una pedida de mano sencilla.
“Si la pedida de mano no ha supuesto ningún esfuerzo ni ha sido romántica, tu marido no se esforzará ni será romántico contigo durante el matrimonio. Lo siento, Amy. Buena suerte”, escribía un tuitero. Dejando de lado el hecho de que a la gente le encante soltar perlas en las redes sin tener en cuenta cómo les sentarán a los que se dirigen y olvidando el que alguien pueda adivinar el futuro de un matrimonio dependiendo de si este se fraguó en la cama o en un palacio, lo importante es que Schumer nos recuerda que no necesitamos que el Circo del Sol participe de una pedida de mano para que esta sea especial.
En su monólogo de apertura en el programa ‘Saturday Night Live’, la actriz comentaba a los asistentes cómo su chico le había pedido matrimonio. “Fue una pedida realmente absurda. Fue por la mañana, cuando todavía estaba dormida . Mi chico me soltó 'te he comprado esto' y me lanzó la caja del anillo". Sí, Amy llevaba una mascarilla y tapones cuando le pidieron matrimonio, y qué queréis que os diga, a mí me parece una opción mucho mejor que el que te lo pidan en medio de un restaurante abarrotado en el que pasas a ser el divertimento del resto de las mesas. Y, qué demonios, si quieres dar rienda a la pasión en el momento en el que te lo piden, al menos ya estás en la cama, ¿no?
En resumidas cuentas, gracias, Amy, por hacernos ver que la vida no siempre es como las películas nos hacen pensar y, ante todo, que no ocurre absolutamente nada porque así sea.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
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