A las 16:00 horas daba comienzo este evento al que Sus Majestades han llegado paseando por un camino de tierra, cogidos del brazo y compartiendo confidencias, aunque con el rostro serio debido a la temática del acto, que consiste en recordar a todos aquellos que han perdido la vida a causa de atrocidades terroristas.
Y para homenajearlos de forma más solemne, la Reina se ha decantado por un estilismo de riguroso luto, como ya hizo la noche anterior en el concierto en recuerdo a las víctimas de los atentados. A pesar de que el Gobierno aseguró que se trataba de "un acto de Estado de acompañamiento y de cercanía a las víctimas y sus familias, y no de luto", la Reina ha vestido de negro de pies a cabeza.
Doña Letizia ha recuperado de su armario un abrigo negro de doble botonadura con perlas de Carolina Herrera. Una creación joya de la diseñadora venezolana que la Reina lució por primera vez en el evento sobre salud y cambio climático celebrado el 4 de diciembre del 2019 y repitió el pasado diciembre en la inauguración de la exposición 'Rafael en Palacio. Tapices para Felipe II'. Como dato curioso, recordar que Leonor y Sofía tienen la versión infantil de este mismo abrigo.
La Reina lo ha combinado de forma muy sencilla, con las botas de caña alta y ante negro de Magrit. No ha habido un gran despliegue en cuestión de joyas: los pendientes de Chanel en oro blanco y diamantes que representan estrellas y el anillo de Karen Hallam. De nuevo, doña Letizia ha querido peinar su melena en una favorecedora coleta alta, su peinado favorito desde hace meses.
Pocos minutos antes de las 19:30 horas, don Felipe y doña Letizia llegaban al Auditorio Nacional de Música de Madrid para presidir el XIX Concierto 'In Memoriam' Víctimas del Terrorismo, que ha reunido como cada año a las principales instituciones del Estado, Gobierno, partidos políticos y distintos estamentos sociales y económicos de la sociedad española.
Como el resto de invitados, y como ha hecho en los años anteriores, la Reina ha elegido un look de luto en el que destacaba una nueva y original blusa. Se trata de una top de punto negro con mangas abullonadas de tafetán, que firma Pertegaz, y que ha combinado con unos pantalones capri básicos. El juego de volúmenes le sienta de maravilla a doña Letizia, quien estaba de lo más favorecida con este estilismo.
Esta es la tercera prenda que estrena la Reina de Pertegaz después de que eligiera la aguja del difunto diseñador para su vestido de novia. Fue en octubre de 2019 cuando doña Letizia decidió darle una nueva oportunidad a la marca con un vestido gris perla con flores estampadas y lazada con el que recibió muy buenas críticas. Unas semanas después, en los Premios Princesa de Girona, elegía un sastre negro con plumas en las mangas.
Los complementos han jugado un papel importantísimo en el look. La Reina ha recuperado los salones de Manolo Blahnik que estrenó en marzo de 2019 precisamente en este mismo acto. Hablamos de unos slingback -abiertos por detrás- de ante negro combinado con vinilo cuyo precio era de 751 euros. En las manos, llevaba una cartera de Giorgio Armani tipo sobre, de raso y con efecto rayado.
La Reina ha recogido su melena en un moño al estilo bailarina que la rejuvenecía y que dejaba al descubierto unos pendientes de cadenas de Tous que tiene desde 2016. No faltaba, como ya es costumbre, el anillo de Karen Hallam.
Este viernes, doña Letizia ha presidido uno de los compromisos que tiene más cerca del corazón. Hablamos del acto oficial por el Día Mundial de las Enfermedades Raras, celebrado en el marco de la campaña de FEDER '¡Conoce a nuestros héroes!'. Desde hace ya más de una década, la Reina es presidenta de honor de esta federación y año tras año muestra en este día lo importante que son para ella las personas con estas afecciones.
Y volviendo a Meghan Markle y al look elegido por la Reina, la prenda principal era esta nueva falda de cuero negra que firma Hugo Boss. Se trata del modelo Selria, hecha con piel de cordero y valorada en 399 euros. Puede que a muchos os suene, ya que doña Letizia tiene la misma versión pero en burdeos, y es eso precisamente lo que la une con la duquesa de Sussex. Doña Letizia estrenó el modelo granate durante su visita de Estado a Corea en octubre de 2019, y solo unas semanas después apareció Meghan Markle con la misma falda, lo que nos demuestra que tanto la Reina como la duquesa tienen un estilo muy parecido.
Volviendo a la falda negra, la Reina ha decidido combinarla con una original camisa blanca de Uterqüe de cuello redondo, mangas ligeramente abullonadas y un llamativo botón XL para cerrar el cruce que hace la prenda a la altura de la cintura. La estrenó el año pasado en el IX Foro Contra el Cáncer. A su llegada, llevaba encima de los hombros el abrigo capa negro de Carolina Herrera con maxibotones.
En cuanto a los complementos, doña Letizia se ha decantado por los salones bicolor en blanco y negro de Magrit, y la cartera de mano negra con relieve de Felipe Varela. Los pendientes elegidos han sido los diamantes redondos de los que habitualmente cuelga sus perlas australianas. No faltaba el anillo de Karen Hallam.
El tito Agustín ha permanecido siempre en la sombra, y era Kiko el que daba la cara frente a los muchos líos emocionales y económicos que siempre afectan a la reina de Cantora. Tanto es así que incluso llegó a echar la culpa del sufrimiento que padecía la tonadillera a la niña Chabelita: por haberse quedado embarazada a los 17 años, por mostrar una imagen atolondrada con noches que no tenían fin como si no hubiera un mañana y, quizá lo más llamativo, por no querer estudiar. En este caso y aplicando el refrán 'Le dijo la sartén al cazo', Kiko tuvo siempre su réplica en la hermana pequeña. Isabel Pantoja mediaba entre los hermanos, pero siempre con una querencia hacia el primogénito, el macho alfa de la saga.
Así estaban las cosas hasta que el DJ abrió la caja de los truenos y se montó el tsunami. Acudió al ‘Sábado Deluxe’ para explicar sus supuestas infidelidades y, en vez de hablar de su 'deslealtades' (así denominan en ‘Sálvame’ los cuernos), prefirió contar su situación emocional y lo mal que lo estaba pasando sin el apoyo de su madre. Por supuesto, la cantante, que tiene cierta querencia a llamar a los programas en directo, le echó una merecidísima bronca que el hijo no supo o no quiso procesar. Entre otras cosas le decía que no tenía derecho a quejarse en la situación actual de tanto dolor en las familias por la pandemia. Y la reacción del que fuera el hijo más querido no se hizo esperar...
De niño mimado al malo de la película
Del primer mensaje tras la llamada materna, que fue críptico, a los siguientes, la evolución ha sido importante. Ya no quiere ser el 'pequeño del alma' que acompañaba a su madre en los conciertos vestido de pequeño lord. Ahora pide justicia sobre unos hechos que pasaron hace más de tres décadas. De pronto se ha enterado de cosas que asegura no saber, pero que tampoco le interesó pedir cuentas o información ya siendo mayor de edad.
Paquirrín fue el niño mimado que su madre quiso enderezar académicamente: buenos colegios en La Moraleja, internado en Toledo, donde el muchacho ya apuntaba maneras y, a cambio de dejarse hacer fotos, recibía algún obsequio. Algunos de ellos como la Play Station los compartía con sus compañeros que, como él, tampoco podían salir los fines de semana al no cumplir las normas que suponía aprobar los exámenes semanales. Sus colegas y los de cursos inferiores tienen buena imagen de ese espíritu solidario donde todos estaban en el mismo barco. Pantoja iba a verlo cuando sus obligaciones profesionales se lo permitían y, al contrario de lo que a veces se ha afirmado, estaba en contacto directo con los profesores.
La penúltima afrenta a su madre, antes de la entrevista exclusiva que le hace Mila Ximénez y que se publica este miércoles en ‘Lecturas’, marca ya la línea argumental de lo que será a partir de ahora la relación filial, y así lo comunicaba en su Instagram:
“Señores, yo no soy el malo de esta película lamentable. Solo soy alguien a quien la persona que más idolatraba (suponemos que Pantoja) me ha fallado de una manera irreparable engañándome toda la vida. Aún así, yo no hice esto público ya que yo no fui a hablar de ella sino de mis intimidades de las cuales soy dueño. Esa llamada (la de Isabel a ‘Deluxe’) no vino a cuento y las llamadas a terceros ya ni te cuento. Sólo es para que lo sepáis porque a muchos de vosotros lo que vais a leer os va a impactar”.
Isabel Pantoja no quiere manifestarse. Permanece triste y acongojada en su castillo inexpugnable que es Cantora. Es el lugar donde Paquirri está presente. Tanto es así que Kiko contó cómo su hermana Isa tenía contactos más o menos extrasensoriales cuando era pequeña con “el señor que la hacía reír” y que no era otro que la representación en un cuadro del torero vestido de luces.
]]>Después, las relaciones familiares se fueron enfriando y el distanciamiento con sus cuñadas se hizo cada vez más evidente. El tiempo colocó a cada uno en su sitio y a la infanta Cristina y su marido, imputado por el Caso Noos. La experiodista debió de intuir lo que después fue una realidad que acabó con Iñaki Urdangarin en la cárcel. Mejor poner distancia.
Mallorca era un paraíso, pero con las características de una jaula de oro: poca independencia, obligatoriedad de estar presente en determinados lugares como parte del trabajo institucional, cenas públicas con la familia en Flanigan (el restaurante preferido de don Juan Carlos), recepción en el palacio de la Almudaina, paseos en el barco para seguir la regatas... y suma y sigue.
2019: el año del cambio
Las cosas cambiaron cuando el rey abdicó y el príncipe de Asturias se convirtió en Felipe VI. Marivent dejó de ser el plan perfecto para el nuevo jefe del Estado, su mujer y sus hijas. Pasaban el tiempo justo y después desaparecían del mapa ante el desconcierto general. Nadie, salvo el presidente del Gobierno, sabía dónde, cómo y con quién pasaba las vacaciones la familia Borbón Ortiz. Era un secreto de Estado y la planificación parecía diseñada por el CNI. A la Reina no se la veía contenta en sus pocas apariciones públicas y no lo disimulaba. Ese malestar fue la consecuencia de la famosa frase dirigida a los periodistas "¿De verdad que creéis que esto son vacaciones?". Y ahí quedó para la posteridad.
Los últimos veranos eran más o menos igual: poca aparición pública antes del posado oficial y después invisibilidad absoluta. El cambio radical ha llegado este agosto. Las apariciones de doña Letizia han sido muchas (siete hasta ahora) y variadas. Siempre con sus hijas y varias alternando con la abuela doña Sofía.
Ha sido la primera vez que ha pasado cerca de hora y media en el club náutico hablando con los deportistas, con estudiantes que regentaban un stand de kiwis, con las azafatas... Ese día no fue muy elocuente con la prensa, y sí en los días posteriores en sus salidas por la ciudad fuera de agenda. Cuando en el mercadillo de Pollença le preguntaron si le gustaba Mallorca, su respuesta fue afirmativa. Solo le faltó decir: "Me rechiflan estas vacaciones".
Y lo mismo en el posado de diez minutos en los jardines de Marivent. El cambio de tercio ha sido espectacular. La imagen de los reyes de España en la isla es el mejor reclamo para ese turismo de calidad que siempre hubo y hay en las Baleares.
]]>En aquellos tiempos todos pensaban que el enamoramiento era real, pero las últimas manifestaciones de Julián Muñoz en el documental 'Lazos de sangre', emitido este miércoles en TVE, han demostrado lo contrario. El resentimiento del que fuera edil de Marbella contra Isabel Pantoja ha sido expuesto y ha demostrado que aquello no era amor sino frenesí. Durante el documental, lanzó una puñalada trapera a la que había sido su “gitana” y por la que rompió su matrimonio.
"Visto con el tiempo, lo mío con ella fue un calentón. Me arrepiento porque me equivoqué. Yo me creía el rey del mambo. Estaba en una nube y me vi como el príncipe Aladdín. Las circunstancias me llevaron a un camino sin retorno. Si lo tuviera que repetir ahora, no lo haría. Me arrepiento de mi relación con Isabel Pantoja, que no se portó bien conmigo". Con estas palabras, dejó claro que ya no le preguntaría aquello de “Gitana, ¿tú me quieres?”
Julián Muñoz estaba casado con Mayte Zaldívar, tenían dos hijas y una vida aparentemente estable hasta que irrumpió el ciclón Pantoja en la vida emocional del alcalde de Marbella. El único que tenía responsabilidad afectiva era Muñoz, ya que Isabel estaba soltera y sin pareja. El romance de valentía se convirtió en el notición de la temporada y Mayte Zaldívar llegó a hacer una comparación muy visual. “Julián se comía los filetes fuera y ahora se ha traído la vaca a casa”. De aquella vaca ya no queda nada...
]]>El alquiler, los gastos y las vacaciones son otro claro ejemplo de que el mundo no está hecho para estar sin un +1. Incluso hay gimnasios que ofrecen tasas más asequibles si te apuntas con tu pareja. Pero, ¿qué pasa cuando no la tienes? Parece que la sociedad está pensada para penalizarte con una especie de impuesto de la soltería. Afortunadamente, también hay plataformas que nos ayudan a pensar que tener un gran grupo de amigos o familiares también nos puede ayudar a ahorrar unos euritos, como Netflix, cuyas tarifas se reducen si son cuatro los que disfrutan de sus servicios. Poliamorosos, grupos de amigos o familias bien avenidas pueden disfrutar de sus ventajas.
Por si fuera poco, buscar el amor tampoco sale barato. Según Match.com, nos gastamos más de 1.200 euros al año en citas, por no hablar de si caemos en las redes de los servicios premium que muchas dating apps ofrecen para encontrar el amor con mayor facilidad a cambio de pagar una tasa mensual. Hace unos días, en un viaje de prensa, una periodista preguntó a las presentes si había entre nosotras alguna soltera. Cuando una de ellas levantó con orgullo la mano, se apresuró en señalar que “le estaba costando caro”. Literalmente. Explicó que tenía que compartir piso a sus 32 años para poder asumir los gastos y que estas vacaciones tuvo que rogar a una amiga que le acompañara de viaje, pues todas viajaban con sus parejas.
Si estamos en el momento de la historia, como señalan diversos estudios, en el que hay más solteras que nunca. ¿Por qué la sociedad se empeña en castigarnos?
En China, las llamadas 'mujeres sobrantes' son aquellas que han cumplido los 27 años y permanecen solteras. Estas mujeres sufren una inmensa presión social y familiar que en muchas ocasiones las empuja a contraer matrimonio sin querer hacerlo para dejar de ser señaladas. "Se trata de mujeres con fuerza y confianza que están siendo presionadas por una campaña del Estado chino para que se casen. Las mujeres chinas de hoy están más educadas que nunca y se resisten cada vez más al matrimonio", explica Leta Hong Fincher, autora de 'La mujer sobrante: el resurgimiento de la desigualdad de género en China', a la BBC.
Aunque nos parece lejano, en España todavía hay muchas personas que creen que las mujeres que superan cierta edad y no están casadas son mujeres sobrantes, aunque por supuesto, nadie te llamará así. Sin embargo, si te soltarán un "se te va a pasar el arroz" o te mirarán con cierta lástima. La realidad es que muchas mujeres buscan la soltería y no se la plantean necesariamente como una fase y por supuesto, no lo ven como una lacra. De hecho, cada vez son más las mujeres que se aventuran a ser madres solteras -si antes hablábamos de las dificultades de pagar un piso solas, imaginemos cuando hay alguien más a quien cuidar en casa-, por lo que las mujeres solteras están rebelándose contra las imposiciones sociales.
]]>En Wallapop nos hemos acostumbrado tanto a no saber nada del otro -no solemos preguntar de nada que no esté relacionado con el producto en venta- que hemos borrado cualquier rastro de empatía en nuestro ser. No sabemos a qué se dedica la otra persona y ni siquiera nos interesa saberlo, pues lo único que queremos saber es que tiene una buena puntuación en la app. Nos da completamente igual si es alto, bajo, delgado o corpulento: solo queremos su dinero o lo que vende.
Por ello, es habitual quedar con alguien para efectuar una compra y que no aparezca. El ghosting en Wallapop es mucho más común que en Tinder. Desconozco si la gente no avisa de que pasa completamente del intercambio por vagancia o porque le ha aparecido un mejor postor en el horizonte, pero lo que sí sé es que este tipo de comportamientos se están generalizando y que manejar nuestra existencia con una pantalla de móvil mediante nos está insensibilizando. La gente no aparece a la hora que acordasteis ni responde a tus mensajes y posiblemente ni tan siquiera se plantee estar haciendo algo mal. “Ya le comprará su XXX otro”, pensarán. Y tienen razón, para qué engañarnos, pero duele tanto como cuando tienes ilusión por seguir quedando con alguien y este alguien, de repente, desaparece de la faz de la tierra. “Ya aparecerá otro”, pensará también, pero ese limbo de espera eterna en el que te sumerges al carecer de respuesta no tiene perdón alguno.
Lo realmente terrible del ghosting en Wallapop, Tinder o WhatsApp es que no permite una clausura complaciente y digna al dejar al ninguneado sin causa ni respuesta. Nunca sabré la razón por la que ese surfero nunca apareció aquel viernes para tomar algo ni la causa por la que una desconocida no vino a casa el jueves pasado a comprar el bolso de Davidelfin que tengo a la venta en Wallapop, pero en ambos casos, la situación fue dolorosamente parecida. Me pasé unos interminables minutos mirando al móvil con desesperanza, escribiendo mensajes sin recibir respuesta y pensando si continuar con mi día o seguir esperando una excusa que jamás llegaría.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
Cuando descubrí que el 'masturdation' es una tendencia en el mundo de las citas que nada tiene que ver con la masturbación, decidí probarlo, especialmente porque siempre digo que lo peor que me puede pasar es estar sola conmigo misma. Por eso aborrezco la meditación y me aterra pasar mucho tiempo sola.
Decidí salir a cenar sin compañía un viernes. Cena+viernes en soledad es la fórmula perfecta para que las mesas cercanas te miren con lástima y desconfianza. ¿Qué le pasa a esa mujer para estar cenando un viernes noche sola? ¿Por qué no lo hace en casa? Porque no soy Bridget Jones, para comenzar. No tengo que estar en pijama agarrada a mi edredón poniéndome ciega a helados para disfrutar de una película o para cenar sin un +1.
Decidí ir a mi restaurante preferido y descubrí el placer de pedir mi plato favorito sin tener que explicar a nadie la razón por la que no quiero que vaya acompañado de salsas ni la causa por la que soy una pesada neurótica cuando enfatizo que NO quiero que el pescado sea cocinado de cierta forma. Me esforcé por no cenar mirando el móvil, porque es el mecanismo clásico al que muchos recurrimos para esquivar las miradas de desconfianza y hacer más llevadero el cenar solo. Me sorprendió que sentí lo que los adeptos al mindfulness defienden: que al comer prestando atención al plato en cuestión, los sabores y la experiencia se disfrutan el doble. Al escribir esta frase me he vuelto a odiar a mí misma, pero qué le voy a hacer: es cierto.
He ido sola al cine en un par de ocasiones y he disfrutado tanto o más la película que estando en compañía. He ido al teatro sin nadie y me lo he pasado de maravilla. He intentado salir a tomar algo sola y... Bueno, os tengo que decir que una mujer sola en una barra es un imán para ligones. No lo digo como algo malo ni como algo bueno, simplemente quiero señalar que no es sencillo disfrutar de una copa por la noche sin que alguien se te acerque para preguntarte qué haces tan sola.
¿Sabéis que? No estaba sola. Estaba ocupada con mis pensamientos, con mis neuras, con mis observaciones y mis excentricidades, y tengo que decir que gracias a estas citas en soledad he aprendido a desenvolverme mejor en las citas con otra persona. Paradojas del mundo amoroso: para funcionar mejor en pareja, has de funcionar mejor solo.
'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.
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Una colección de mascarillas faciales para mimar tu rostro como se merece: con tratamientos intensivos de 10-15 minutos con los que recuperar tu piel del maltrato a que la somete el estrés cotidiano. Pero lo mejor es que Macaw Cosmetics es una firma española lanzada por un jovencísimo equipo de emprendedores patrios que creen firmemente en que la belleza natural también puede ser sostenible. De hecho, se han convertido en la primera empresa cosmética española que contabiliza cuánta polución de CO2 ha emitido a la atmósfera para luego contrarrestar esta huella de contaminación con la plantación de árboles. Y, por supuesto, todos sus productos están libres 100% de parabenos, sulfatos, siliconas, elementos plásticos, derivados del petróleo y perfumes sintéticos. Su packaging es 100% reciclable y ecosostenible y, por supuesto, jamás han testado sus productos en animales, algo que la industria ya empieza a entender que es totalmente innecesario.
¿Por qué lo deseo?
Porque este es el momento justo para introducirse en el multimasking, la tendencia beauty de moda que dicta el uso no de una, sino de varias mascarillas a la vez para cubrir las diferentes necesidades de cada zona de tu rostro. Porque puede que lo que tu frente reseca requiere sea hidratación, pero lo más seguro es que tus mejillas se llenen de brillos a lo largo del día y prefieran una inmersión purificante. Para cada necesidad hay una mascarilla Macaw. Amazonas, que es la verde y huele a coco, tiene efecto exfoliante y está formulada con beta-glucano y coenzima Q10 para limpiar y oxigenar la piel. Arizona, la roja, que huele a canela, contiene activos ultrahidratantes, como la alantoína o el ácido hialurónico, para ayudar a la piel a reponer el agua perdida durante la jornada. Y, por último, Tanzania, la amarilla, con un delicioso aroma cítrico, contiene células madre y aloe vera para un efecto regenerativo, calmante y recuperador perfecto estos días de verano en los que abusamos del sol.
¿Lo tendré algún día?
Sin ninguna duda. Como últimamente duermo tan poco, necesito un extra de hidratación, así que ya me he comprado una caja de Arizona en su web, Macaw Cosmetics. Me ha costado 20 € y me han regalado una brocha natural para aplicarla como una artista del multimasking.
]]>Unas zapatillas de Le Coq Sportif inspiradas en el universo del perfume más juvenil de Guerlain, Ma Petite Robe Noir, que tiene su propia personalidad, encarnada por una ilustración creada por los artistas Kuntzel & Deygas. Para esta curiosa colaboración los diseñadores de Le Coq Sportif han tomado como punto de partida el modelo Arthur Ashe de su colección habitual para reinterpretarlo en blanco y negro con tiras de cuero tejidas que se unen en un motivo de contraste gráfico que recuerdan los detalles de la imaginería del perfume.
¿Por qué lo deseo?
Porque me hace ilusión que la creación olfativa más dulce y atrevida de Thierry Wasser, uno de mis perfumistas favoritos, cobre vida más allá del mundo de los aromas y se convierta en pura tendencia con estas zapatillas blancas (y negras) que juegan al despiste y a desemparejarse con lengüetas distintas para cada pie: el izquierdo cuenta con el logo del gallo de Le Coq Sportif y el derecho, con el vestidito negro de Ma Petite Robe Noir.
¿Lo tendré algún día?
Me encantaría. Cuestan 95 €, así que voy a empezar a ahorrar.
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]]>¿Por qué lo deseo? "Porque todas esas monerías me hacen muchísima gracia y porque rozo la potomanía con mi obsesión por beber agua. No estaría de más que un cacharro se preocupara de decirme que ya es suficiente por hoy. Y porque soy de las que nunca sabe si el líquido oscuro y frío que hay en la taza es café, té o coca-cola".
¿Lo tendré algún día? "Todavía no está a la venta, pero se puede reservar por 119 dólares. Su precio definitivo será 199, así que ahora mismo parece una ganga, ¿o no?".
]]>Bodegones con objetos colocados (casi) con escuadra y cartabón han llevado a muchas a encaramarse a pequeñas escaleras para obtener un encuadre novedoso y fácil de copiar por el gran público, que ha encontrado aspiración e inspiración en este tipo de ‘polaroids’. El mundo se fotografía en ‘square’ y encontrar el ángulo preciso para encajar en este formato requiere de más de un asistente fotográfico.
Ante la inminente llegada de las semanas de la moda, no tardarán en aterrizar en Instagram cantidades ingentes de ‘its’ de todo pelaje posando junto a la entrada de cualquier pabellón donde se celebre un desfile. Antes de compartir sus retratos, se habrán sucedido ataques de histeria e incluso gritos tales como “abre el encuadre”, “hazme la foto desde ahí arriba” o “salgo con cara rara, repite la foto”. Todo con tal de que el retrato no dé pie a una crítica inmisericorde.
En la mayoría de los casos quien está al otro lado del objetivo (de un teléfono móvil o de una cámara profesional) suele ser un hombre. En concreto, sus novios. Sí, esos hombres que han renunciado a comerse un plato caliente a la espera de que sus chicas hagan una foto de la yanta dispuesta de forma perfecta sobre la mesa de cualquier restaurante de estética ‘hipster’. En definitiva, esos hombres que han visto de cerca la muerte por inanición y a los que ahora se les ha reconocido su abnegada labor en una página web llamada ‘Los maridos de Instagram’.
Un portal desde el que muchos de ellos comparten sus experiencias o, directamente, buscan consuelo en otros hombres víctimas de esta ‘lacra’. Como Pozzoli. A quien se le rompió el amor de tanto fotografiar a Ferragni. Un fantástico foro para no sentirse solos y con el que se han dado a conocer gracias a un vídeo satírico que parodia una ‘tendencia sociológica’ creciente e incomprensible. Hasta cierto punto ‘petarda’.
La dictadura del ‘me gusta’ nos ha convertido en esclavos del megapíxel y ha puesto de manifiesto ciertas carencias a la hora de relacionarnos. “¡No empecéis a comer que quiero compartir una foto en Instagram!”, se suele escuchar en más de una ocasión en cualquier bar. No movemos ni un músculo sin que esta red social premie o castigue una imagen. Algo que influye, incluso, en nuestro estado de ánimo.
Nadie dijo que formar parte de ese selecto grupo de ‘influencers’ resultara fácil. Ahora bien, ¿a qué precio? El vídeo del programa estadounidense ‘The Mistery Hour’ parodia una realidad que es asombrosamente certera pues para disfrutar de la compañía de tu pareja o tus amigos no son necesarias 20 fotografías diferentes de una misma escena. Un acto que demuestra cuán ridículo resulta el ser humano y cuánto mandan, por desgracia, los ‘followers’.
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]]>Él supo explotar con acierto trajes de lana de grandes solapas combinados con camisas de cuello parisino rematados con corbatines de seda monocromos. Y ella sellaría un matrimonio paralelo con modistos de la talla de Hubert de Givenchy: el mismo que la vistió de luto para el entierro del malogrado presidente.
Durante sus casi tres años de mandato, JFK fue fiel a su estilo. Tiempo después llegarían los debates televisados de Richard Nixon o Ronald Reagan, quienes demostraron que las correctas pautas del dandismo merecían 'heredarse' de legislatura en legislatura. Con unos códigos estéticos muy bien definidos y pasando por alto si pertenecían al bando demócrata o republicano. Su forma de vestir era capaz de traspasar las pantallas de los televisores de su electorado. Hoy, en España, vuelve a suceder lo mismo.
Este lunes, algunos de los candidatos a la presidencia de España debatieron en un encuentro organizado por el diario 'El País' y donde la batalla dialéctica –amén de vencedores y vencidos– también se desarrolló en el plano estético. En la arena de la política patria, el electorado ha sufrido verdaderas convulsiones estilísticas en casi cuatro décadas de democracia. Atrás quedaron esos trajes de producción en serie utilizados por José María Aznar o las célebres americanas de pana con forro de raso tan del gusto del expresidente socialista González.
Si algo quedó claro el lunes –con la aparición de Mariano Rajoy en Telecinco– es que los tres candidatos restantes y representantes de los tres grandes partidos actuales poseen estilos que juntos devienen en un trío inconexo pero del todo paradigmático.
De entre todo el arco de candidatos, el líder de Ciudadanos fue el único que llegó a formar parte de la nómina de elegidos por Vanitatis para su número especial 'Los 50 españoles con más estilo'. Su elección para el debate del lunes lo convirtió, casi sin querer, en una suerte de Kennedy a la española estéticamente hablando: un traje azul noche de Hugo Boss con corbatín de rayas diagonales y camisa blanca de cuello parisino le bastó para alzarse como el adalid de esa apariencia 'neopreppy' tan al alza entre los chicos de su edad.
Un estilo muy marcado y muy en la línea de lo que este joven de 36 años pretende: desquitarse de aquella imagen inicial donde la corbata era un 'engorro' para hacer de la misma su complemento estrella. Toda una paradoja en este ramillete de nuevos rostros dentro del panorama político nacional.
Tras asumir que el líder de Podemos viste con la ropa que adquiere en un supermercado, que la coleta forma parte de sus rutinas 'beauty' diarias y que no abandonará las zapatillas deportivas (por muy a la moda que estén), cabe destacar que su elección para el citado debate vuelve a ser recurrente y aburrida. Evitar a toda costa formar parte de 'la casta' no implica saltarse ciertos códigos estéticos.
Mal que busque tocar la fibra sensible (y estética) de gran parte del electorado con un discurso claro y definido, ser el nuevo adalid de la antaño camisa blanca 'anabelenesca' –en el plano estilístico– lo situaría en una posición de desventaja con respecto al resto de sus contrincantes.
Aunque no sin ciertas reservas, el líder del Partido Socialista es la versión alta y atlética del histórico Felipe González. En las últimas semanas, ha aparecido en público desprovisto de corbata. Si el célebre expresidente socialista hizo de la pana su signo de identidad, parece que el actual secretario general del PSOE ha hecho del 'casual friday' toda una herramienta de comunicación política.
Eso sí, Sánchez demostró que tiene un punto de 'gauche divine' gracias a ese traje azul marino hecho a medida con el que quiso dar un punto de informalidad a través de una camisa desabrochada y sin corbata. Un 'look' de los de 'ni tanto ni tan calvo' –en comparación a sus dos adversarios–, pero que se aleja, y mucho, del estilo (algo) gris más propio del actual presidente Rajoy.
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]]>Gracias a él, hemos asistido a “la democratización de la moda”. De esta forma han definido infinidad de revistas y publicaciones relacionadas con el sector 'fashion' este fenómeno inicial. El mismo que catapultó las carreras de jóvenes anónimas como Chiara Ferragni. A través de su archiconocida bitácora 'The Blonde Salad' vino a decirle al mundo que con el ajustado presupuesto de una estudiante de Derecho era posible vestir a la moda sin arruinarse.
Gracias a eso, y a un (ex)novio que fotografiaba todos sus estilismos, su fama creció de forma exponencial. A partir de ahí surgieron colaboraciones con firmas de moda, la contratación de un equipo capaz de gestionar todos sus compromisos, así como su asistencia a presentaciones, fiestas y desfiles de postín. De esta forma, llegó a tener el estatus propio de una 'celebrity' bajo el sobrenombre de 'it girl'. La definición número uno en el manual que rige las vidas de todas ellas: detestan que las llamen 'egobloggers' o, ahora, 'instagrammers'. Aunque, en el fondo, lo sean.
El de Ferragni es solo un caso paradigmático. Aunque serio, elegante y refinado. Propio del innato 'stile' italiano que posee la joven. Una entre un millón de chicas que aspiran a convertirse en faros de las tendencias a través de sus blogs y redes sociales. Como en su día hizo ella hasta que dejó de posar con ropa 'low cost' para hacerlo bien pertrechada de bolsos o maletas de lujo. En España también las hay. Aunque, como con casi todos los fenómenos vinculados al mundo 'fashion', no dejan de ser casos alienados. Algunas, incluso, con menos 'stile' y más aires cañís.
En el país que ha sido cuna de modistos como Balenciaga o Pertegaz, las 'egobloggers' e 'instagrammers' patrias, además de ser amantes de las tendencias, se han convertido en prescriptoras del 'canapeo' y el 'cohecho' gratuito. Es habitual verlas en presentaciones e inauguraciones –móvil en mano– comiendo medianoches a dos carrillos y aún así gozando de siluetas con tallas 'XXXXS'.
En este tipo de eventos, todo es (incluido ellas mismas) susceptible de ser fotografiado y publicado en sus blogs o cuentas de Instagram. Y lo hacen previo pago. Porque, a grandes rasgos, su fuente de ingresos –comestible y económica– se basa en dos grandes hitos: en promocionar a la marcas durante estos actos y en 'vender' su imagen y la de las firmas a través de las fotografías que publican en las redes sociales. Eso sí, en todas estas imágenes nunca falta el típico 'product placement': el bolso o la prenda de turno cedido o regalado por las firmas para que ellas mismas lo publiciten.
Casi sin quererlo, se han convertido en estudios de mercado andantes. Todo lo que tocan o fotografían se convierte en viral. Verlas posar o producir fotografías donde, irremediablemente, aparece una o varias marcas en cuestión se ha convertido en el mejor filón para un sinfín de firmas relacionadas con la moda, la belleza o el estilo de vida. Sus rutinas diarias, donde todo exuda color y 'buenrollismo', están sometidas al escrutinio público porque su universo personal, además de laboral, es pura fachada. Y si no que se lo pregunten a Essena O'Neill.
Patrocinios, acciones especiales o colaboraciones son tres de las grandes tartas que se reparten las 'egoblogger'. Tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. El triunfo y el rédito económico de todas estas plataformas supone, a día de hoy, uno de los mayores reclamos para muchas jóvenes que quieren entrar a formar parte de este 'negocio'. O ¿acaso no resulta goloso publicar un 'post' por valor de, por ejemplo, 3.000 euros por posar con una camiseta de una determinada marca? ¿Y acudir como VIP a un desfile en la Semana de la Moda de París?
El objetivo de 'andar por casa' con que surgieron este tipo de bitácoras ha derivado en un escaparate fundamental para las firmas. Lo que antes se consideraba 'low cost' con gusto, la superexposición de 'modelitos' combinados con acierto en chicas de a pie, es ahora una pantalla donde las marcas de alta gama se publicitan. Por tanto, para todas aquellas nuevas hornadas de blogueras que aspiran a ser como ellas, han descubierto que la burbuja ha explotado: solo unas cuantas manejan el cotarro y guardan en sus preciados armarios ropa y complementos de lujo.
Las 'egobloggeras' son ya una suerte de neandertales de la Red. Publicar un 'post' con infinidad de imágenes donde hay variedad de poses con un pequeño texto al final ya no interesa tanto. Y eso que algunas se esmeran en escribirlos en dos idiomas. Muchas de ellas han optado por reinventarse. Aunque no con todo el éxito que esperaban. Sus espacios patrocinados dentro de sus bitácoras o los espacios publicitarios por los que también reciben dinero se consumen menos porque su público reclama contenidos (aún) más básicos. Y ha sido Instagram la última plataforma encargada de pinchar esa burbuja que surgió después de que se explotara la inmobiliaria. Su auge llegó con el 'boom' de la crisis económica mundial.
Es en este punto donde surge un nuevo fenómeno: el de las 'instagrammers'. Si las 'egoblogger' nos han demostrado que todo se torna muy básico –menos textos en sus 'post' y algunos de una dudosa calidad gramatical– esta nueva tribu 'iFashion' lo es aún más. Hace unos días me acerqué, no sin ciertas reservas iniciales, a un libro recientemente publicado por la que está considerada como uno de los máximos exponentes de esta 'corriente' en nuestro país. En 'Andrea Belver, el outfit perfecto para cada ocasión' (editorial Espasa), esta joven catalana de 17 años glosa –con un lenguaje adolescente– cómo lucir perfecta en cualquier situación. Amén de haber hecho de este libro un bonito álbum de fotos similares a las que publica en su cuenta de Instagram, Belver narra viajes, recomienda música o sugiere ciertos trucos –ellas los llaman 'tips'– para parecer, entre otras muchas cosas, más alta.
Y cómo no, la máxima se repite. Si las 'egoblogueras' preferían ser llamadas 'it girls', las 'instagrammers' también rehúsan que se las encasille. “Me empezaron a considerar una 'blogger' (…) Nunca me he llegado a sentir identificada con esa categoría, al contrario, me hace sentir algo incómoda y no me gusta que me llamen así”, asegura esta joven en su libro.
Probablemente no lo sienta como tal. Pero es el precio a pagar cuando existe una sobrexposición exponencial de las rutinas diarias de estas jóvenes en las redes sociales. Cuando la vida se convierte en una pantalla donde todo parece funcionar a golpe de luz y color. Porque, al final, Belver también tiene la respuesta a este fenómeno: “Recuerdo el día que llegó el primer collarcito a casa… ¡mi madre y yo alucinábamos!”. El público propio de las 'egobloggers' había emigrado. Y con ellas las marcas. ¿Serán las 'instagrammers' las nuevas 'egoblogueras'? ¿Explotará su burbuja o se desinflará a medida que surja otra red social? Que se lo pregunten a Essena O'Neill. Hasta para prever su 'caída' ha sido toda una prescriptora de tendencias.
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